sábado, 30 de julio de 2011

Tu desconfiar, mi espacio por ganar

Está claro que me tengo que replantear muchas cosas, una de ellas podría ser saber qué es lo que quiero, pero eso es demasiado fácil, te quiero a ti; así que pasaré a cosas más complejas, quizás deba cambiar mi conducta, mi forma de ser hacia ti, olvidarme del mañana y pensar en el hoy, viajar contigo de la mano gastando hasta la última gota de combustible sin pensar en cómo volveré, llegaré tan lejos como me permitas, y a partir de hoy eso va a ser mi realidad, a cada persona has de tratarla de una manera distinta, y tú, como persona especial que eres, mereces un trato especial, si necesitas que a cada momento te tenga que demostrar que mi universo gira en torno a ti, eso haré, y muy gustosamente además, y si no lo he hecho antes es por miedo, sigo temiendo por la caída de esta nube, pero me doy cuenta de que ese escudo te impide ver lo que hay en el corazón, y hace que las cosas no te lleguen de la mejor manera; voy a darte todo el amor que tengo sin importarme por la cantidad o por la embriaguez que pueda provocarte, voy a estar cada día al cien por cien, y es que dicen que es mejor diez días al cien por cien que once al noventa y nueve, lo que pasa es que el diez aquí lo cambiaría por el infinito, o en su defecto, por el número que prefieras; voy hacer lo posible para que creas en mí, que confíes ciegamente, que te embarques conmigo en nuestro viaje; voy a acabar con nuestros miedos de un soplido, pero yo sólo no soy capaz de hacerlo, necesito tu ayuda para hacer que desaparezcan, pero lo mejor de todo es que nuestros miedos son los mismos, pero lo que es aún mejor, es que esos miedos son solamente tonterías que ralentizan y dificultan el camino, que hacen que nos salgamos de él y luegos nos cueste retomarlo, hacen que la caracola suene más lejos y me cueste más llegar hasta ti.
Te quiero más que a nada porque te has hecho con el control de mis pensamientos, porque nublas todo lo que hay a tu alrededor y porque ya sabés, no puedo vivir sin ti.

lunes, 25 de julio de 2011

Siete, la felicidad

Dicen que la magia del primer momento se va perdiendo, que el primer mes es el mejor, que es cuanto más amor hay, cuanto menos la conoces y por eso solo conoces de ella lo que te gusta, todo el mundo te desea que siempre sea como el primer mes, aunque sea muy difícil; yo, por mi parte, pienso que cada día me va ganando más aún, que todavía me quedan miles de caras por descubrir, horas y horas de conversaciones, de besos que no se acaban, de tonterías y más tonterías, de palabras sinceras, de abrazos para unirse más de gestos de complicidad, de estraviarme en sus ojos y perderme en las curvas de su cuerpo, de saborear su dulce sabor... Y es que yo aún sonrio como un tonto cada vez que la veo, o pienso lo jodidamente enamorado que estoy de ella cuando le abrazo, todavía se me ponen los pelos de punta cuando me muerde la oreja y pienso que se llevaría una gran parte de mí si se fuera, me encanta ver como duerme en mi regazo, acariciarle el pelo y hablarle al oído, recibo cada beso como si fuera el primero y no consigo sacarle de mi cabeza, algo que tampoco quiero, me gusta pensar en ella, en la suerte que tengo y en todo lo que le debo por ser como es y por estar ahí. Pero lo mejor de todo es que esto es sólo el principio, que no quiero que me baje nunca de esta nube en la que vivo y voy a seguir luchando por ella, no importa contra qué o quién, pero seguiré gritando al mundo que le quiero.

sábado, 2 de julio de 2011

Incomprensible.

Miles de cosas se escapan a mi entender y no consigo ir al ritmo que va el resto, el mundo va demasiado rápido y no puedo seguirle, creo que es hora de pararme a descansar, un rato, sólo para coger aire, pero me preocupa ser el único que lo necesite, quizás sea porque no soy igual, lo que hace más creíble mi sensación de ser diferente, lo pienso muchas veces, aunque me siento bastante bien con ese pensamiento. Nunca me han gustado las series de cosas iguales, ni la monotonía, ni los grupos de gente que dice lo mismo, actúa o piensa igual. Siempre me ha encantado cuando ha habido algo que el resto no ha sabido entender, que sólo yo sabía lo que había detrás o que sólo yo entendía lo que pensaba, cuando nadie entiende lo que digo. Esto último es lo que más veces me pasa, a veces pienso que soy demasiado complicado, mi mente está totalmente desordenada, voy apilando conceptos, ideas, emociones... Una encima de otra, sin buscarle el sentido o sin tratar de relacionarlas unas con otras, quizás por eso nadie consiga entenderlo, pero a mí me va bien, me funciona, quizás sea por aquello de que cada uno encuentra lo que necesita en su propio desorden.